Un nuevo aumento en los casos de coronavirus llevó el recuento de Rusia más allá de los de Italia y Reino Unido ayer, convirtiéndolo en el tercero más alto del mundo sólo horas antes de que el presidente Vladimir Putin anuncie la vuelta total de la economía.
El número de nuevos casos del nuevo coronavirus aumentó en una cantidad récord diaria de 11.656 en las últimas 24 horas, elevando el cómputo oficial total a 221.344. Sólo EEUU y España han registrado más casos que el país más grande del mundo.
No obstante, ese número seguía siendo muy bajo en relación con su población de 145 millones de personas, como también lo era la tasa de letalidad del virus, con poco más de 2.000 decesos.
Más de la mitad de todos los casos y muertes se concentran en Moscú, el epicentro del brote de Rusia. La capital rusa informó ayer de un aumento de 6.169 nuevos casos, lo que eleva su total oficial a 115.909.
El centro de respuesta al coronavirus del país también notificó 94 nuevas muertes, llevando el total a 2.009. El número oficial de defunciones sigue siendo mucho más bajo que en muchos países, algo que los críticos del Kremlin han cuestionado.
Los datos oficiales mostraron que Moscú informó de un 18% más de muertes en abril de este año que en el mismo mes de 2019, lo que aumenta la posibilidad de que el número oficial de muertes por Covid-19 subestime seriamente la propagación del virus.
Las autoridades del Gobierno atribuyen el menor número de muertes y el creciente y gran número de casos a un vasto programa de pruebas, bajo el cual dicen se han realizado 5,6 millones de test.
En este contexto, Putin anunció ayer que hoy se reanudarán todas sus actividades económicas.
"A partir de mañana, el período único de días no laborables termina para todo el país y para todos los sectores de la economía", afirmó el presidente ruso, Vladimir Putin, quien advirtió que la vuelta al trabajo se hará "bajo la estricta observación de todas las condiciones y requisitos sanitarios", y que seguirán prohibidos los actos masivos.
En tanto en España reabrieron pequeños bares y cafés, mientras en Francia la apertura dejó imágenes de desborde en trenes y subtes, sin distancia social.
