El geriátrico “Nuevo Amanecer”, propiedad el Dr. Andrés Fernández, está bajo la lupa de la Justicia tras el fallecimiento de un abuelo, quien se encontraba allí internado desde el mes de agosto del año pasado, por problemas seniles. Por la cuarentena dictada en el mes de marzo pasado, para prevenir la pandemia del Covid-19, las autoridades prohibieron las visitas de los familiares al geriátrico, siendo estos informados de la salud de sus seres queridos mediante un grupo de WhatsApp con las enfermeras.  
Tras agonizar 27 días en un sanatorio privado de calle Junín, el lunes, el abuelo falleció en la terapia intensiva, a causa de un shock séptico. El hijo de Calixto Re (89), la víctima, denunció al geriátrico y a su propietario por el supuesto delito de abandono de persona. El fiscal Jonathan Felsztina investiga la causa y habría solicitado ya el secuestro de la historia clínica del fallecido en el sanatorio, como así también la elaborada en el geriátrico denunciado. 
LA UNIÓN tuvo acceso a la denuncia que formuló el hijo de la víctima, Sergio Raúl Re, en la Unidad Judicial N° 10 de Valle Viejo, el martes pasado, al mediodía. De aquella se desprende que desde agosto de 2019, la víctima se encontraba  allí internada y que, por el abandono de persona sufrido de las personas que debían cuidarlo, sufrió escaras en gran parte del cuerpo, las que complicaron su salud y murió el lunes pasado. 
Asimismo, voceros de la causa indicaron que por la pandemia, la familia había dejado de visitar al abuelo, pero que diariamente mantenían contacto con las enfermeras. Ahora bien, siempre según el relato de los familiares de la víctima, en el mes de junio, una enfermera le pidió que le llevaran penicilina, indicándole que era para evitar que al abuelo se le formara escaras en el cuerpo. El día 28 del mismo mes, del geriátrico le pidieron una sonda porque la víctima no se estaba alimentando y aun cuando ellos -los familiares- pidieron internarlo, desde geriátrico se negaron, manifestándole que se pondría bien. Sin embargo, el pasado 1 de julio, el médico del geriátrico les dijo que debían internar al abuelo, quien ingresó ese mismo día al Sanatorio Junín, en mal estado de salud general, con síntomas de fiebre, escaras en gran parte del cuerpo y con mala alimentación -desnutrido-, por lo que fue llevado a terapia intensiva, donde, lamentablemente, murió el día lunes.