Villarruel sostiene su agenda, sumó a una nueva provincia a sus visitas y se prepara para una sesión clave en el Senado
La vicepresidenta viajó a Misiones para reunirse con el gobernador Passalacqua. El jueves estará al frente de una sesión difícil para el oficialismo con el DNU del aumento de los fondos a la SIDE y el proyecto sobre el presupuesto universitario.

Victoria Villarruel hace oídos sordos a las críticas internas y a los mensajes que -directa o indirectamente- le envía incluso el propio Javier Milei. La vicepresidenta parece decidida a sostener una agenda propia y, como parte de esa línea de acción, en las últimas horas sumó una provincia a su lista de visitas a gobernadores durante los últimos meses.

Mientras el Presidente y otros miembros del Gabinete participaban en Mendoza de la convención del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), Villarruel viajaba a Misiones en un vuelo regular. El motivo: una reunión con el mandatario provincial Hugo Passalacqua y una visita a la Fiesta del Inmigrante en Oberá.

"Acabo de arribar a Misiones, donde me recibió el Gobernador Hugo Passalacqua. Estoy en la tierra del General guaraní Andresito Guacurarí y Artigas que defendió nuestras tierras ante el avance de Brasil y Paraguay en las guerras de la independencia y ante el avance unitario. Me siento honrada de ser la vicepresidente de los argentinos", señaló la funcionaria en un posteo en X.

Villarruel extendió así una iniciativa que previamente había tenido capítulos en Catamarca, Jujuy, Salta y Mendoza. Lo hizo luego de capear, el último jueves, una segura triple derrota legislativa para el Gobierno y bloquear la ofensiva del kirchnerismo en el Senado.

Con los números casi seguros para aprobar el presupuesto universitario, la titular de la Cámara alta y la oposición aliada lograron posponer la sesión del jueves e incorporar el debate de la boleta única para intentar minimizar el impacto de varias derrotas legislativas para el Gobierno.

El siguiente paso en la agenda inmediata de Villarruel la tendrá al frente de una sesión difícil el próximo jueves: la vice ya no tiene margen político para seguir dilatando el proyecto de financiamiento universitario y el tratamiento del DNU que otorgó los fondos a la SIDE.

Villarruel frenó la sesión del jueves pasado porque sospechaba que iba hacia una triple derrota: tampoco tenía garantizados los votos para la Boleta Única de Papel.

 

Los proyectos en marcha

La Cámara alta dictaminó a favor de la iniciativa para aumentar el presupuesto universitario y, de conseguir los votos en el recinto la semana próxima -el escenario más probable que ven en el oficialismo- la iniciativa se convertirá en ley. Para no poner en riesgo su objetivo de déficit cero, el Presidente ya avisó que la vetará, tal y como lo hizo con el aumento para jubilados.

El proyecto incluye un incremento para los docentes y no docentes y obliga al Poder Ejecutivo a actualizar las partidas presupuestarias para cubrir gastos de funcionamiento, investigación y extensión en las universidades, además de fijar que cada dos meses el Gobierno deberá ajustar los presupuestos de las universidades de acuerdo con la inflación.

Además, se debatirá el DNU que otorgó fondos reservados adicionales para la nueva SIDE, que ya fue rechazado por Diputados. La oposición cree que tiene los votos para que siga igual suerte en la Cámara alta.

Como contrapeso, el oficialismo y la oposición aliada y dialoguista llevarán al recinto el debate del proyecto de Boleta Única de Papel (BUP). El avance de las negociaciones derivó en acuerdos para incorporar algunos cambios en el Senado, por lo que -de aprobarse- volvería a Diputados para que acepte o rechace esas modificaciones.

Esta metodología de votación reduce en millones la cantidad de boletas en todo el país; implica que el Estado se ahorrará más de $8000 millones en financiamiento a los partidos, y en el oficialismo confían en que representará un golpe a la "logística" de ciertos partidos políticos, que usaban las boletas como elemento de militancia. Incluso la medida apunta a atacar los "negocios" de los partidos más chicos, que después de cobrar el dinero del Ejecutivo no lo destinaban a la impresión de las boletas.

En 2023, desde el Gobierno salieron unos $13.000 millones para el financiamiento de las boletas de los partidos políticos.