La vida útil de las toallas varía dependiendo del uso y los cuidados que se le den a diario. Se trata de un objeto que es utilizado diariamente, por lo que su tiempo de lavado ayuda a mantener la higiene y evitar que se generen bacterias que puedan repercutir en la salud.

Si bien muchas personas piensan que lavarlas una vez por semana es suficiente, los expertos aseguran que se debe hacer con mayor frecuencia, dado que la humedad acumulada puede producir hongos que, ante el contacto con la piel, causaría alergias.

Cada cuánto hay que lavar las toallas

Los especialistas en salud y limpieza aseguran que las toallas tienen que ser lavadas luego de tres usos, por lo que, ante el baño diario deben ser cambiadas cada tres días. Esta frecuencia ayuda a reducir la acumulación de bacterias, además de dejarlas libres de olor y limpias. A su vez, las toallas de mano, que son utilizadas más veces a lo largo del día deberían ser lavadas cada dos días.

El sencillo truco para dejar las toallas usadas como nuevas

Con el paso del tiempo, las toallas pierden su capacidad de absorción y van desgastándose. Si las fibras están demasiado deterioradas, es imposible dejarlas como nuevas, aunque se laven a mano o en un lavarropas. No obstante, este proceso puede ralentizarse con un mantenimiento adecuado.

El vinagre es un gran aliado para suavizar toallas. Hay varias formas de utilizarlo, pero la más habitual es añadirlo en un balde con agua fría y limón. Luego, se mezclan los tres ingredientes, se sumerge las toallas y se debe dejar actuar por unos 30 minutos. Después, hay que enjuagar con agua fría y poner a lavar las toallas con normalidad.

Además de la opción antes mencionada, otra algo más cómoda es colocar el vinagre en la caja de jabón del lavarropas para que haga su efecto durante el proceso de lavado.

Lo mejor es utilizarlo en sustitución del suavizante, ya que este producto, pese a su nombre, hace que las toallas queden con un tacto extraño. Para ampliar los efectos de este truco, se puede añadir un poco de percarbonato o de bicarbonato en el cajón del detergente. Así se contribuye a blanquear el tejido, eliminando manchas del uso habitual. Además quitarás los olores que puedan haber acumulado tus toallas.

Es conveniente que las toallas se puedan mover fácilmente para que se limpien adecuadamente. Por eso, es mejor lavarlas solas y sin poner una carga excesiva. Es recomendable hacerlo con agua fría y con poco jabón para evitar que se apelmacen las fibras.