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Importante revelación

Vasijas ancestrales en Catamarca: el Conicet descubrió un dato revelador en las antiguas piezas

El dato que se conoce ahora y que es parte de una importante estudio internacional, tuvo en el investigador Guillermo de la Fuente, a uno de sus principales actores. Los trabajos están centrados en piezas realizadas en el Valle del Abaucán, en Tinogasta.

27 Mayo de 2024 12.26

Los pigmentos negros que ceramistas de los períodos Tardío e Inca en el NOA emplearon para pintar estos recipientes tradicionales, ha provocado a lo largo del tiempo, admiración y consultas sobre cómo se obtenía ese color. Ahora, para responder a eso, el investigador del CONICET Guillermo de la Fuente, fue participe de un estudio que permite desentrañar cuál fue la tecnología de producción de esta tonalidad, y de esta manera dar respuesta a la pregunta de miles de años. 

Para lograr esto y en un intento por aproximarse a las prácticas culturales y artísticas de las comunidades ancestrales del noroeste de nuestro país, un equipo internacional conformado por científicos y científicas del organismo científico en el país y de Dinamarca llevó a cabo una serie de estudios con el propósito de revelar las tecnologías de producción de los pigmentos hallados en las pinturas de vasijas cerámicas de la región, durante los períodos Tardío –siglo X al XV- e Inca - siglo XV al XVII-. 

El investigador del Instituto de Estudios Socioculturales (IRES, CONICET-UNCA), de la Fuente, es uno de los protagonistas de este descubrimiento que permitió determinar que los recipientes tradicionales, elaborados por ceramistas de la época en el Valle de Abaucán, en Catamarca, fueron creados y pintados – de colores rojo, negro y blanco o crema, antes del proceso de cocción del material- gracias a la combinación de arcilla y de un pigmento mineral que se empleó y que era producido a base de Manganeso molido

Así, es posible evidenciar el conocimiento que artesanos de ambos períodos tenían sobre los minerales que aplicaban; no solo podían identificarlos y extraerlos y, además, conocían los cambios que sufrían cuando los sometían a diferentes temperaturas. “El hecho de analizar e investigar los materiales que utilizaron y saber cómo los combinaban para la fabricación de variados colores y tonalidades, mediante técnicas arqueométricas específicas, nos da la posibilidad de acercarnos a sus saberes”, consideró De la Fuente. 

La obtención del negro de manganeso 

Las piezas cerámicas, además de objetos, son testigos de las relaciones diversas y profundas que distintas sociedades forjaron a lo largo del tiempo. Todo está ligado a preferencias estéticas y técnicas de fabricación que definen y distinguen a determinadas culturas, la elección y la preparación de colores hasta su uso en diseños y engobes. 

Pues bien, a través de distintos enfoques no invasivos y multianalíticos, por medio de la complementación de técnicas de análisis microscópico y químico uRaman (Μrs), de espectroscopía de infrarrojos (FT-IR) y difracción de rayos X (XRD, el equipo de investigación identificó que el color negro fue adquirido gracias a la mezcla del mineral de manganeso mencionado con arcilla

A través de estos mecanismos se podían obtener, entonces, vasijas de colores negros sobre fondos rojos dado que el manganeso, independientemente del tipo de atmósfera de cocción que se utilice, no cambia su coloración -a diferencia de los negros de hierro que son dependientes de la presencia o ausencia de oxígeno-. “El método más sencillo consistía en el procesamiento de minerales como los óxidos de manganeso (MnO) para la elaboración de una pintura aplicable sobre las superficies rojas de estas vasijas, pertenecientes a lo que denominó culturas de Belén, Sanagasta e Incaicas”, explica el investigador. 

Otra ventaja residía en la sencillez y rentabilidad del proceso en cuestión, fácilmente empleado para crear, pintar y hornear grandes vasijas.